24 diciembre, 2008

El árbol genealógico

Ni una ni otra saben dónde mirar, dónde preguntar, dónde buscar. La última pista, el circo de San Petersburgo, se ha esfumado delante de sus narices. Ni la amabilidad del director de pista ni la belleza de los colores de la carpa han conseguido levantarles el ánimo.
Bombis y Borombis están perdidas. El rastro de Nina se difumina al llegar a esta ciudad de frío y nieve. Sólo saben que él también ha estado aquí, que ha sido internado en el hospital y que alguien se lo llevó casi a hurtadillas.

El registro de San Petersburgo se viste en un edificio antiguo y colmado de grandes estanterías roídas por los años. Una amable funcionaria con gafas les ayuda a llegar hasta la letra N. Con dedos veloces hurga entre decenas de carpetas y sus códigos de barras respectivos. Inspecciona con vocación notarial hasta que alza un sobre amarillento y arrugado del que extrae una cartulina sorprendentemente bien conservada a tenor de cómo se halla el continente.
- Aquí está su pista, señoritas. El árbol genealógico de la familia del tal ... Nino, ¿verdad?

En las manos de Bombis y Borombis está una nueva madeja de enredo, un nuevo aliento, el principio de otro rompecabezas familiar.

20 diciembre, 2008

Montpellier

Efectivamente, la ciudad de Ninette es MONTPELLIER. Sagazmente habéis logrado llegar hasta ella y así darle paso a Nino, que al reencontrarse con su prima abrirá el camino que le acercará a su madre.

Mil y mil gracias a tod@s l@s participantes y enhorabuena a tod@s aquell@s que habéis adivinado la ciudad.

Entre todas las respuestas ganadoras, hemos encontrado la premiada. Una mano bastante inocente ha escogido a ciegas uno de los papelillos doblados con el nombre de cada acertante. (pinchad en la foto para ampliar)

Y el premio es para... LUY. ¡Felicidades!

Aquí está tu premio: una de nuestras ilustraciones y un eninamorado en broche. Deseamos que te guste.


14 diciembre, 2008

La ciudad de Ninette

Sumido en la tristeza, Nino está convencido que no va poder reencontrarse con su amada nunca más. No alcanza a conocer cuál es el dolor tan intenso que le causó la noche que le confesó que él no era quién decía ser. Y no entiende por qué se esconde tanto, por qué se niega a perdonarle, a volver a verle. Ya no entiende nada.
La vida de Nino está mutilada desde que su madre se fue de casa cuando él todavía llevaba pantalón corto. Su padre, N.Smith, vivió la soledad como un castigo y él se crió en un internado inglés en el que aprendió a disimular la pena. El ejercicio de la diplomacia, al igual que su padre, fue el refugio de Nino cuando empezó a crecerle el bigote, y hasta que vio a Nina por primera vez no supo entender porqué su padre se había transformado en un ser taciturno y sombrío. Su padre echaba de menos a su madre, Lizzaminina, con el ansia de la fiebre, así como él ahora deseaba encontrar a Nina con la misma fuerza.
La maraña de sentimientos y desencuentros que tenía en su pálido interior bien podían empezar a deshacerse si buscaba el hilo del que tirar. Quizás si Nino encontraba a su madre y conocía los porqués de su marcha, entendería algo más de sí mismo y de su propia vida. Pero, ¿dónde vivía ahora su madre?
Sólo una persona podía ayudarle. Su prima hermana materna, la francesa Ninette. Nino sabía que Ninette tenía contacto con su madre y ella podría ayudarle....

¡ATENCIÓN! ¡CONCURSO-SORTEO!
¿Dónde vive Ninette? Si acertáis la ciudad seréis seleccionadas para formar parte de un sorteo en el que vamos a regalar dos de nuestras creaciones a el/la premiado/a.
Los objetos sorteados aparecerán como por arte de biribirloque con el nombre del/la ganador/a en su debido momento.
Tenéis tiempo hasta el próximo viernes día 19.
¡ÁNIMO! ¡NINO OS NECESITA!

09 diciembre, 2008

El cielo sobre mí

Arranqué a andar con ánimo pausado, la moral arrastrando como una escoba, los ojos pegados al suelo y sobre mi cabeza, una nube que anunciaba nieve. Levanté los ojos hacia ella un segundo y contemplé ese conjunto de humedad y frío que de un momento a otro iba a descargar sobre mi desgracia.
Empezó a nevar. Me quedé quieto esperando helarme, confundirme con el blanco que iba posándose sobre los bancos del parque, sobre los arbustos, sobre los toldos de las tiendas. Al fin y al cabo, me sentía frío por dentro, como un témpano.
Toda esperanza de encontrar a Nina había desaparecido entre las palabras del director de circo. Nadie sabía dónde estaba ella, nadie conocía hacia dónde se fue por última vez, nadie podía darme una referencia... Y a mí no me quedaban fuerzas para continuar la búsqueda, para seguir tirando del hilo del anhelo...
Y aquí estoy, vencido por el temporal, sentado frente a una cálida taza de caldo, en una cafetería de un barrio de esta ciudad de la que vengo, de la que viene mi familia... ¿Pero qué familia? Si no he sido capaz ni de encontrar a mi madre... ¿Cómo voy a encontrar a Nina?

Nino

01 diciembre, 2008

En los 300

Recuerdo una de nuestras últimas tardes juntos. Por aquellos días, yo tenía ya la sospecha que Nino me pediría en matrimonio durante el baile de disfraces. Quise mantener mi intuición en silencio y esperaba impaciente que llegara el día.
Era un martes por la tarde. Yo no tenía función y él había pedido libre el día en la imprenta.
Me explicó que muy cerca de nuestra ciudad tenía un buen amigo enólogo que poseía una bodega y unas viñas de las que nacía un estupendo vino a punto de romper el mercado.
Tanino nos acogió en sus instalaciones con todo el cariño que desprendía hacia Nino. Eran amigos desde hacía mucho, eso se notoba. La bodega, LOS TRESCIENTOS, tenía un recogido espacio con un par de bancos de madera y una larga mesa en la que se celebraban comidas para visitantes. Tanino nos ofreció una copa de su vino joven recién fermentado y luego, un crianza con sabor a cereza y ciruela... y otra copa, y otra... Y Nino cada vez hablaba con más fluidez, con más alegría. Tanino sonreía y yo les observaba. Estaban tan cómodos, parecía que se conocían tanto... Entonces, una frase de Tanino cayó sobre la mesa como un plomo.
-... y te acuerdas de cuando a tu padre le nombraron embajador de...
A mí se me helaron las mejillas. ¿Pero no era Nino un joven sin familia, humilde y sin pedigrí?

Nina

NINOS

Y Ninos apareció en nuestro taller, revolviéndolo todo: el orden, los colores, las ideas, el tiempo.
Y no había hecho más que empezar...