22 noviembre, 2008

la mansión o el punto de inflexión

De abajo a arriba. De izquierda a derecha: Renina, Joenino, Ninovsky, trillizas Nanoní, Arianina. Ninoyork, Ninoir, Dr. Ninitis, Nino, Ninette, Capucinino. Ninov, Ninova, Zepelinino, Ninotchka, N.Smith, Capucinina. Billy el Nino, Wyninona, Chinina, Chinino.
En las ventanas: Ninordomo, Nina de llaves


¡Sonrían! Digan: ¡Patataaaaa! ¡Flash! Estupendos, quedaron estupendos...

Ahí están, la familia casi al completo. El bisabuelo Ninovsky consiguió reunir a la mayoría de sus miembros para celebrar su tropecientos cumpleaños. El general Capitatino estaba en campaña militar y la madre de Nino... Parecen felices en la foto, ¿verdad? Nadie diría que el fin de la opulencia estaba cerca y que la separación de los padres de Nino era sólo el inicio del gran declive. Mirad a N.Smith, el padre de nuestro protagonista, serio, alicaído, mira de reojo a Ninoir y Ninette, los sobrinos de su ex-mujer, los primos huérfanos franceses de Nino, que se acercaron a San Petersburgo para visitarles de nuevo. Y los tíos Billy el Nino y Wyninona con sus hijos, que viajaron desde el lejano oeste para la ocasión. Y el tío Dr. Ninitis, con su monóculo miope mirando a todas partes. Y la tía Capucinina con su marido y su pequeña, que casualmente estaba representando Turandot en el teatro de la ciudad. Y los tíos abuelos llegados desde el lejano oriente, siempre con su gesto amable...
¡Mirad en las ventanas! Ellos también estaban allí... Quién hubiese dicho que años más tarde...
Ese día, hincharon globos, comieron en el jardín, jugaron a la gallinita ciega, bailaron ampulosos valses, corretearon por la mansión y pasearon por las calles de San Petersburgo. Se escucharon confidencias detrás de las puertas y risas ahogadas en algún escobero. Viandas, pescados frescos, deliciosas frutas y pasteles de sabores se sirvieron con esmero y siguiendo el protocolo establecido. El homenajeado pronunció un discurso emotivo que arrancó alguna lagrimilla entre los concurrentes. Se desearon felicidad mutua y brindaron con champagne para sellar un dia irrepetible. El último de ellos.

11 noviembre, 2008

Por un pelo

Nino llega a la carpa del circo. Llama a las puertas de las caravanas y espera ver las piernas de la trapecista de sus sueños asomar pero por lo contrario, el director del circo, responde a su llamada. Le invita a pasar, le ofrecé un café y le mira con tristeza detrás de esas gafas rojas.
- Siento decirle que Nina nos dejó hace un tiempo. Vino a despedirse de mí, estuvo sentada en el mismo lugar que usted ocupa y con ojos llorosos me informó de que abandonaba el circo. Se fue sin rumbo fijo. No hemos sabido más de ella. Ni una carta, ni una postal, ni un telegrama... Nada. Algo había en su interior que no le daba paz. No sé más, lo siento.

Bombis y Borombis llegan a la carpa del circo. El director, da las últimas instrucciones a los domadores de fieras en el ensayo general del espectáculo que se va a estrenar esta noche. Si encuentran a Nina en el circo, quizás pueda decirles quién puede haberse llevado a Nino del hospital.
- Siento decirles que Nina nos dejó hace un tiempo. Vino a despedirse de mí, estuvo sentada en el mismo lugar que ustedes ocupan y...

Unos minutos separan ambas conversaciones.
¡Destino malvado! ¡Por poco!
¿Y ahora qué? ¿Ahora dónde?

01 noviembre, 2008

En recuperación

Despierto y la luz de la mañana rusa invade la habitación. Una manta peluda y cálida me mantiene en temperatura. Sigo sus arrugas y distingo a mis pies una silueta abrigada. Se trata de mi tía, es mi tía Ninotchka, hermana de mi padre y cuidadora de la casa familiar en San Petersburgo. Con las prisas del viaje en zepelín olvidé que ella residia en la ciudad. ¡Qué falta de tacto la mía! Que tenga que verme en estas circunstancias... La miro pero no acierto a pronunciar ni una sola palabra.
Ella, con su abrigo morado y sus plumas al cuello, sostiene en la mano un tazón de caldo. Se acerca a mí, posa su esbelto y maduro cuerpecito a mi lado. Cubre una cuchara con el líquido calentito, sopla sobre él para que no me queme la faringe y me lo acerca a la boca. Siento que soy un niño en pantalón corto que juega en el jardín de la mansión familiar con los primos franceses, con mi padre, con mi... Cierro los ojos y dejo que Ninotchka me alimente. Oigo su voz suave que me tranquiliza, que me cuenta que me mareé durante el viaje en el cacharro de tío Zepelinino, que me deshidraté y desnutrí sin darme cuenta, que la recuperación en el hospital fue corta y que aquí en su casa me han tratado como un rey y que ahora que voy tomando consciencia del tiempo quizás podría pasar unos días con ella, que me ha echado de menos, que estoy muy cambiado, que...
Sólo puedo sonreir. Quiero irme, me iré, tengo que encontrar a Nina. Lo siento tía Ninotchka. Sólo puedo sonreir. No me salen las palabras. Me escaparé esta noche cuando ella descanse en su alcoba. No alcancé a buscar a Nina en su circo... Seguro que estará allí. Esta vez la veré. Esta vez sí.

Nino

NINOS

Y Ninos apareció en nuestro taller, revolviéndolo todo: el orden, los colores, las ideas, el tiempo.
Y no había hecho más que empezar...