22 abril, 2009

la pareja perfecta

- Dos terrones, gracias. Y Bombis sonríe mientras alarga la taza de té a N.Smith para que añada el dulce.
- Verán, queridas, hace años que no veo a mi hijo. Por fortuna, mis hermanos Ninotchka y Zepelinino han contactado con él y me confirman que está bien de salud. Por desgracia mi hijo no ha acudido a mí en estos últimos días... para mí hubiera sido...
- Perdonenos, N.Smith. Nosotras llevamos meses buscándolo y creíamos que si su intención última era reencontrarse con su pasado, ¿qué mejor que hacerlo con su padre al que no ve desde hace tanto tiempo?
- Se han equivocado de llave. La que abre el camino hacia Nino es Lizaminina, mi ex-esposa. Ella y yo nos separamos cuando Nino era un muchacho que correteaba en pantalón corto por el patio. Ella y yo nos habíamos llegado a querer tanto... Nuestros procederes eran dispares. Todo el mundo apostaba poco por nuestro matrimonio y durante el embarazo de Lizaminina, nos reíamos de los tontos desconfiados que no habían dado ni una libra por nuestro amor. Ella trabajó en un cabaret berlinés durante un par de años. Yo la conocí en él, me enamoré de su silueta, de sus largas piernas, de sus pestañas interminables. Días más tarde su sentido del humor y su eterna sonrisa me llevaron de la mano. Hasta que una noche de domingo, recién cumplidos los cuatro años de Nino, ella quiso volver a actuar. Yo al principio accedí sin reparos pero poco a poco empecé a sentir como corría la serpiente de los celos en mí y fui encontrando peros. El malhumor marcó las tardes de función y las noches de estreno. No nos veíamos, no nos queríamos ni ver. Ella intentó por todos los medios demostrarme su incondicional estima pero yo ya estaba lejos, encerrado en una cajita de cemento sin permitir que la verdad penetrase en mí.
La perdí, sí, la perdí. Y mi hijo sintió la huída de su madre como la suya propia. Desde ese día, él también se fue un poco, dolorido por una culpa que no le pertenecía. Hasta el día de hoy sigue vagando con el pasado a cuestas... Snif.
- Y... ¿Dónde vive ahora la madre de Nino? ¿Sabe dónde podríamos encontrarla?
- Lo siento, queridas. Nunca más volví a cruzármela.

09 abril, 2009

N. Smith

Atractivo, apuesto, inteligente e ingenioso, N. Smith es el galán por excelencia. Un perfecto sir inglés. Vive en el barrio de Bloomsbury, en un apartamento en Russell Square desde el que contempla el ir y venir de los turistas. Trabaja para la embajada inglesa como alto funcionario y actualmente no comparte sus rutinas con nadie. Recibe cartas periódicamente de sus hermanos repartidos por el mundo, que le narran sus respectivas peripecias vitales.
Desde hace un porrón de años no habla con su ex-esposa, Lizaminina, que le abandonó por el cabaret cuando su hijo todavía no se cordaba los zapatos.
Nino, su único hijo, vaga por el mundo intentando reparar una culpa compartida. Sí, él, su padre, también lleva la responsabilidad de su desgracia a cuestas. Todas las mañanas lee el periódico esperando saber algo sobre su paradero. Todas las noches se duerme con el recuerdo del niño que fue, correteando por las calles de Londres, en pantalón corto y con la sonrisa en los ojos.


N. Smith es de Iban Barrenetxea por su perfecto inglés, por Austen y por el five o'clock, el bombín y los autobuses rojos. Pero por encima de todos los tópicos, por su sabor, por su trazo, por cariño en dosis, por su genio ilustrador. N. Smith es Iban Barrenetxea.

04 abril, 2009

La ganadora es...

¡ELENA de FIELTREANDO!

Enhorabuena por la suerte. El premio es una... sorpresa. Nino te lo enviará desde el barrio de Bloomsbury... o serán Bombis y Borombis quien lo hagan ...

Efectivamente BLOOMSBURY es el barrio en el que viven la madre y el padre de Nino, pero no juntos, claro. Y si Nino visita a su madre y Bombis y Borombis al padre, eso quiere decir que... Oh! Cielos! Podrían encontrarse casualmente por fin... ¡Ay, qué emoción!

NINOS

Y Ninos apareció en nuestro taller, revolviéndolo todo: el orden, los colores, las ideas, el tiempo.
Y no había hecho más que empezar...