25 octubre, 2008

Recapitulando

¡Atención! La historia está a punto de dar un vuelco importante pero antes, desde el taller, queremos mandar una sinopsis sobre el devenir de los acontecimientos hasta la fecha. Ahí va:
Bombis y Borombis sacaron a Nino de un tarro de tinta y quisieron presentarlo en sociedad desde su taller. Bajo la atenta mirada de cámaras y focos, Nino se fuga sin dar motivos. Ellas, abatidas, ven como el personaje va dando pistas de su recorrido vital sin aclarar su paradero ni el porqué de su huída. Él, sólo por estos mundos, siente flaquear sus fuerzas, sabe que debe reencontrarse con su pasado pero no sabe cómo.
Ellas reciben una llamada al taller de un señor que dice haber conocido a Nino cuando este vivía en Konstanz y tenía una novia trapecista con la que rompió. Bombis y Borombis ven un camino abierto: si encuentran a la novia, Nina, quizás puedan dar con él. Nino sabe que su destino está con su amada, recuperar el tiempo perdido, pero no sabe dónde vive ahora. Bombis y Borombis persiguen a Nino que persigue a Nina a su vez. Ella está en paradero desconocido y desde allí nos cuenta su triste desengaño con Nino cuando vivían en Konstanz: Nino dijo ser un hombre humilde y trabajador y en realidad se descubrió como un diplomático de rancio abolengo que utilizó a Nina para contactar con la sociedad alemana de la época.
Nos adentramos en las pesquisas de Bombis y Borombis que les llevan a diferentes capitales europeas por las que ha ido pasando el circo en el que Nina trabajaba: Konstanz, Laussane, San Petersburgo... En ninguna de ellas la encuentran pero siempre consiguen un nuevo hilo del que tirar.
Conocemos los devaneos de Nino por las mismas capitales en busca de su antiguo amor y picoteamos su pasado a través de sus pensamientos cuando era un joven estudiante, cuando se escribía con su tío Zepelinino que le aconsejó acerca del amor, cuando conoció a Nina y la vió en el circo por primera vez...
Llegados a este punto, Nina sigue en su lugar de retiro y nos desvela detalles de su relación pasada. Nino está convaleciente de su accidente de zepelin en casa de la tía Ninotchka. Bombis y Borombis están en San Petersburgo, muy cerca de Nino.
Pasado y presente se entrelazan en la narración de esta historia amoroso-detectivesca que nos va conduciendo hacia un punto de inflexión.
¿Lograrán encontrase Bombis y Borombis con Nino? ¿Será Nina capaz de perdonar alguna vez a Nino? ¿Qué otras historias del pasado irán completando este enrevesado puzle familiar?

15 octubre, 2008

El orígen de la mentira

Casi un año después de haber tropezado una tarde de domingo, Nino y yo lucíamos una relación espléndida, salpicada de cortas excursiones a nuestro lugar secreto.
Todos los días disfrutábamos de un tiempo juntos antes de retirarnos a cenar.
Aunque sabía que él sentía por mí algo intenso, dudaba de sus planes de futuro conmigo. Yo no evitaba darle cuerda a mi romanticismo e imaginarme a su lado en una pequeña casita en el campo, con nuestros pequeños jugando al aire libre... Él, en cambio, nunca hablaba de lo venidero, nunca fantaseaba con una vida en común, ni tan solo parecía interesado en enseñarme la habitación alquilada en la que vivía.
Vagamente había querido explicarme que trabajaba en un periódico y que se encargaba de cargar de tinta los tarros de los redactores, entregar el correo y llevar paquetes de un lado a otro de la ciudad. Es cierto que sus dedos confesaban siempre una ligera huella negruzca que nunca logró manchar las caricias que me ofrecían.
Nino decía que su sueldo era escaso pero suficiente para la vida en soledad. No tenía familia apenas. Huérfano de padres, sólo un tío le carteaba, un tío inventor que vivía en Suiza.
Pasaban los días y poco a poco caí en la cuenta que Nino había mantenido un cerco de seguridad entorno a su intimidad: su casa, su familia, su trabajo... Me mosqueé, la verdad, y resuelta le exigí que mostrase su compromiso de alguna forma. Debí asustarle pues pocos días después me anunció la llegada de Zepelinino, su tío suizo, que pasaría unos días en Konstanz por asuntos de negocios y quería presentarme como su novia. ¡Por fin!
Nina

10 octubre, 2008

The secret garden

Llevábamos dos meses viéndonos. Después de la función él me venía a buscar con su bicicleta y me acomodaba en una sillita de mimbre que había instalado delante del sillín para que mis paseos a dos ruedas fuesen más cómodos. Me acompañaba a casa y de camino parábamos en un pequeño café a tomar un chocolate caliente y a mirarnos al amparo de su aroma. Los primeros días fueron tímidos pero después de dos semanas de recato Nino se atrevió a cogerme de la mano. Desde entonces, entrelazabamos los dedos y hacíamos equilibrismos con la cucharilla para ir sorbiendo la delicia azucarada que nos servían por un precio modesto. Siempre invitaba él y estaba convencida que ese gasto había aumentado sus apuros para pagar el alquiler.
Un sábado en el que no tuve función, a primera hora de la mañana se presentó en mi apartamento. Me vendó los ojos con un pañuelo de algodón recién planchado y me acompañó a mi trono de mimbre. Pedaleó durante un largo rato en el que no cesó de darme conversación. No quería desvelar nuestro destino. Dijo que era un lugar único que sólo él conocía y que deseaba compartirlo conmigo.
Al llegar, me desnudó los ojos y frente a mí, un paraje acogedor se ofrecía. Campo, flores, árboles frutales, pájaros y rayos de sol se asomaban para saludarme y presentarme sus verdes, rojos, amarillos y naranjas.
Alegría en las manos de Nino que asió un pedacito de paraíso para regalarmelo.

Nina

04 octubre, 2008

Minimadelia Design Circus

Acostado en la oscuridad de una habitación de techos altos e intensamente decorados, vislumbro la silueta de una mujer mayor que me observa en la sombra. Quiero hablar pero nuevamente el sueño me arrastra...
- ¡¡Mïnïmadelia Design Circus les acerca un mundo colorista, ilusorio y mágico a sus retinas!! ¡¡Pasen y vean!! - oigo que grita una hada vestida con chaqué y una varita, es Espita Gorgorita.
Miro a un lado y una sonriente pareja me dan conversación. Ella es Laura y también lleva una varita en la mano. Me coge de la mía y me acerca al rincón de las mingurriadas para contarme un secreto. Olula se casa, me dice en confidencia. Digo bien y volvemos a la fila. Un poco por delante nuestro una chica que lleva dos bolsas en cada mano y una varita convence al portero para que nos deje entrar en tropel.
Ahora estoy solo en la grada del circo. A mi lado, una chica sentada sobre un planeta pequeño con unas divertidas gafas naranjas me mira. Me invita a ver el espectáculo desde su planeta (bonita Ro) Los focos se encienden y aparecen en escena Lady Desidia y una corte de personajes en blanco y negro que le sostienen su larga cabellera mientras ella nos guiña sus ojos dulces y nos enamora. Una Señorita Rosa visita nuestro planeta y se nos une. La pista se llena de muñecas de fieltro y Belula la domadora con una cinta de raso les pone en orden. ¡Bravo! ¡Bravo! Aplaudimos todos los del planeta. Un pulpo gigante de color morado sale de un lateral de la carpa y avanza lentamente repartiendo un mundo de gominola entre los asistentes. Fátima lo lleva de un tentáculo y nos dice hola con su varita. De mi pecho se desprenden corazones de colores que vuelan hasta los rizos Bett que me invita a visitar sus casas colgantes. Desde allí, contemplamos la luna encaprichada, conspiradora, que pretendía unirnos para siempre.

El sudor vuelve a despertarme. Esta vez más relajado pues el sueño me ha llevado a un lugar maravilloso dónde he conocido tantos amigos... y ¡todos con varita!
La realidad sigue postrada en esta cama y la silueta de antes...

Gracias a tod@s por hacernos sentir tan bien, por las risas, los abrazos, las horas de charla, el calor y la cotidianidad que nos ofrecistéis esa tarde. Fue un placer conoceros, lo sigue siendo.

NINOS

Y Ninos apareció en nuestro taller, revolviéndolo todo: el orden, los colores, las ideas, el tiempo.
Y no había hecho más que empezar...